lunes, 28 de junio de 2010

exposición oral

Es el acto en el que una persona habla, presenta o desarrolla un relato ante un auditorio. Una exposición oral consiste en hablar en público sobre un tema determinado. A la exposición oral también se le llama conferencia o ponencia.

Lo primero es sentirse cómodo con tu apariencia. Por eso, es importante vestirse de forma acorde a la ocasión y que nos permita sentirnos a gusto con nosotros mismos. Es importante tener una apariencia natural. Es primordial hacer un listado de los temas y los subtemas de la exposición para poder ubicarse en un plano general de la misma. Preparar el material de apoyo para la exposición y el equipo necesario. Previamente, es importante visualizar la situación. Buscar algo original para exponer, un punto de vista diferente, “propio”.
Es necesario que el expositor esté consciente de su capacidad profesional para abordar el tema de su exposición y de poder responder a las preguntas que le puedan hacer, para ello debe asegurarse de que sus conocimientos sean suficientes o de contar con alguno de sus compañeros que lo asista cuando así lo crea necesario. Es muy importante la presentación personal del expositor, hay que intentar ubicarse en su presentación personal a la misma altura de la audiencia y tomar en cuenta el lugar donde se va a exponer.
Ensaya en voz alta. Habla frente a un espejo, o pide a algún amigo o familiar que haga de público. Si no sabe nada del tema y al final ha aprendido cosas, es una muy buena señal.
Es un requisito ejecutivo, si una gran parte de la audiencia ha llegado temprano, por respeto a ellos la exposición debe de comenzar puntual, no esperando a los que irresponsablemente llegan tarde, sólo en el caso de que se espere una persona muy importante.

Sonreír y saludar de manera cordial y respetuosa es importante para lograr una buena impresión ante el auditorio. Cuando quieras dar impresión de seguridad, mantener la cabeza erguida esto auxiliará a entender que tienes dominio del tema. Hablar de forma pausada y tranquila ayuda a relajarnos, modulando nuestra voz. En exposiciones orales, conviene usar oraciones cortas. No te aceleres; habla lentamente, y haz pausas durante la intervención. Ayudarás al público a “digerir” la información, y a ti te servirán para centrarte y tranquilizarte. No olvides vocalizar y pronunciar con claridad. Te entenderán mucho mejor. Para una buena comunicación, es fundamental el bueno uso de las pausas.
Para una buena dicción hay que abrir bien la boca y respirar adecuadamente, de tal forma que sea en sí, la boca la que hable y no la nariz o garganta. El volumen sonoro debe ser adecuado en relación con el tamaño de la sala, así como la acústica de la misma y los instrumentos de amplificación presentes como el micrófono. Se debe hacer uso del lenguaje emitido por el cuerpo, logrando enriquecer el primero y además establece un canal de comunicación más intuitivo para la audiencia permitiendo hacer sentir que realmente se está comprometido con lo que se está diciendo, creando así una motivación adicional para que el auditorio siga con interés el tema que se esté tratando.
Habla como sueles hacerlo normalmente, no utilices expresiones raras o complicadas, porque no te entenderán. Busca la manera más sencilla de decir las cosas. Suele ser la mejor. Si debemos usar palabras técnicas o científicas, en lo posible debemos dar ejemplos.
La postura. En este punto se puede optar por dar la conferencia de pie o sentado, dependiendo del tipo de conferencia.
Pararse siempre con una actitud abierta, sencilla y de servicio, es la mejor carta de presentación para sintonizar con el auditorio. Un discurso claro tiene más posibilidades de comunicar un mensaje y de enseñar, persuadir o convencer.

Se debe dar un pequeño resumen de todo lo expuesto con las ideas generales y más importantes, también se abre espacio para dudas y comentarios. Ésta debe ser corta. Al final de tu conferencia, responde a las preguntas de tus compañeros, y diles dónde pueden encontrar más información sobre el tema.
Es importante mantener un dialogo con el público, a fin de que los asistentes expresen sus puntos de vista, sus preguntas y respuestas en una forma individual y personalizada, logrando un mayor acercamiento, familiaridad y discreción.
Involucra al público dando oportunidad de que hablen de lo que conocen respecto al tema o hagan preguntas que tú debes responder (debes abarcar tú la información para poder responder adecuadamente).
El conferencista en esta etapa debe estar muy abierto al diálogo y atento a las situaciones que buscan desacreditarlo o bien crear roces entre los asistentes, ya que nunca faltan los “sabelotodo” y las personas que quieran dañar la imagen del orador.
Para el conferencista, realizar este tipo de actividades al final de la charla permite detectar los resultados de la decodificación hecha por los receptores, con lo cual el orador puede corregir las distorsiones que se han producido, ya sea por malas interpretaciones o por una explicación insuficiente o inadecuada.
Además de esto, se pueden utilizar herramientas adicionales para evaluar lo percibido por el público; lo que piensa del orador, de sus técnicas y de la exposición en general; una de esas herramientas es un cuestionario para evaluación de charla o discurso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario